Jabalíes: cómo mejorar los lances
Enviado por mcavadas el Mié, 07/12/2011 - 09:25.
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La experiencia y la atención a lo que decían los más veteranos me enseñaron que para tener éxito en un puesto de una batida o montería, lo primero que tenía que hacer es aprender a estar en silencio.
Lo importante es llegar a tu puesto haciendo el menor ruido posible, preparar el arma y quedarse en silencio escuchando. Cada movimiento que hagamos debe estar medido y ha de hacerse con sumo cuidado. Cuanto más quietos estemos, mejor. Hoy en día llevamos un montón de cosas y una hermosa y cómoda silla. Pues mejor que no. Al puesto hay que acudir con lo imprescindible, y si llevamos una silla, utilizarla lo menos posible, sólo cuando no podamos más, porque el jabalí que entra zorreado no te va a dar oportunidad ninguna de tirarle si estás cómodamente sentado. Además, cada vez que te sientas o te levantas haces ruido, seguro.
No hay que olvidar que los jabalíess, más si son grandes, vienen escuchando y, aunque lleven perros detrás, pararán con toda seguridad antes de saltar al cortadero. Se pararán y escucharán, por lo que si estás haciendo ruido, olvídate, que saltarán por otro lado.
En un puesto de traviesa
Muchos monteros consideran a las traviesas como los mejores puestos en la montería, pero yo no estoy muy conforme con esa teoría. No siempre son los mejores, pero sí los más comprometidos. Como norma general hay que estar vigilantes, pues te encuentras en el interior de la mancha. Permaneceremos muy atentos a los ruidos, ya que los jabalíes se mueven acuciados por el rumor que montan las armadas al ponerse y tienden a escurrirse en cuanto pueden. Son buenos puestos para abatir guarros zorreados. Y cuando hayan pasado los perros, tanto si se cambia el puesto de cara como si no, aguanta calladito y haz el menor ruido posible. La mayoría de monteros se relajan en ese momento y charlan o hacen bastante ruido. Pero si continúas en silencio puedes tener la oportunidad, pues el jabalí que se libre de los perros y ande por allí, habrá estado muy atento al ruido de la gente que ande por el cortadero, y si tiene la huida pasándolo necesariamente, no dudará en hacerlo por el lugar más alejado del jaleo o por el más tranquilo. Estate atento al menor ruido porque el cochino viene muy cauteloso y saltará a la traviesa con prisas. Sigue esta máxima: “Si tú oyes al guarro, el guarro te oirá a ti”.
En un collado de la cuerda
A mí particularmente es el puesto que más me gusta. Además, es el típico puesto que te cambia mucha gente porque no quiere subir hasta allí si no hay caminos para ir en el todoterreno. Tiene un gran aliciente porque los cochinos suelen salirse de las manchas con más facilidad por las cuerdas que por los sopiés.
Decía un viejo cazador, de ésos que saben un rato, que si le tocaba un puesto en un “collao” solía adelantarse a la armada para ponerse enseguida, y así, cuando llegaban los demás a los puestos, muchas veces ya había ‘apiolao’ algún marrano. Porque si hay jabalíes por la zona, algunos se mueven en cuanto oyen el jaleo de la gente subiendo y tienden a escurrirse para salirse de la mancha enseguida. Claro que hoy es muy difícil poder hacer eso, pero lo que sí debemos hacer es colocarnos y estar quietos y atentos, porque estos lugares son buenos en toda ocasión, ya que los cochinos, en su huida, buscan estos pasos que no le obligan a seguir subiendo para pasar al otro lado.
Me gustan especialmente cuando tienen alguna peña o risco cercano, porque si pasa un guarro, tenderá a cercarse lo más posible a la piedra. Como decía otro de esos grandes cazadores, el Tío Victorio, “los guarros siempre tienden a arrimarse a las peñas, porque se sienten más a gusto cuando tienen las costillas cubiertas”. Es curioso pero es cierto; probablemente se sientan aliviados al tener la pared de piedra a un lado, sabiendo que por allí no va a venir el peligro. El caso es que lo he comprobado en muchas ocasiones y da resultado. Así que estemos vigilantes en esos lugares.
En el sopié
Este tipo de puestos, cuando airean, son bastante tranquilos. Los jabalíes son reacios a saltar, máxime cuando hay un raso. Son capaces de enfrentarse a los perros antes que saltar al claro de donde le llega nuestro olor. Pero si no damos aire sí se atreven a salir corriendo intentando deshacerse de los perros, y mucho mejor si el raso es pequeño y al otro lado hay una mancha de monte. Entonces salen con más facilidad. Pero hay que estar muy atentos porque no suelen romper por donde vienen los perros. Seguro que nos sorprenderán, pues el cochino ya habrá escuchado suficiente para saber dónde está más tranquilo para salir con ventaja.
Los cortaderos sucios
Hay monteros que se molestan cuando se ponen en un cortadero sucio porque les impide tirar con comodidad. Pero yo prefiero un cortadero sucio antes que uno bien limpio. Los jabalíes son muy reacios a salir a las zonas limpias, sin embargo se muestran más confiados si hay vegetación de algún tipo, especialmente si tiene alguna mata alta y el resto está cubierto con matorral de una altura de unos treinta o cuarenta centímetros. En estos puestos es necesario mirar bien dónde están los huecos y los mejores lugares para tirar, esperándolos allí a que lleguen.
El puesto con compañía
Éste es uno de los problemas que nos encontramos cuando llevamos a alguien a un puesto. Si es cazador de verdad, estará bien quieto y callado para no perjudicar nuestras posibilidades. Pero si es una persona inquieta o habladora, pasaremos un día bastante intranquilo. Los guarros, al sentir el jaleo en el monte, ya andan prevenidos sobre lo que puede pasar, y si les acosan los perros tienden a buscar su huida para salvar “el pellejo”. Conocen el monte perfectamente, saben dónde tienen los escapes y dónde el monte está mejor para driblar a los perros. También conocen los cortaderos y se saben desconfiados para salir a ellos. En su huida se paran muchas veces y escuchan con atención, aparte de buscar el aire que delate la presencia de gente. No saltarán así porque sí, sino que lo harán por el sitio que piensen está más tranquilo.
Por eso, si uno va de acompañante ha de ser mudo y convertirse en estatua. De otra forma sólo tendrás la oportunidad de ver algún guarrete pequeño y despistado, porque lo que es un guarro grande, por allí no aparecerá.
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